Bajo el mirador de El Terrat se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Culla. Se trata de un sitio tenebroso en donde a nadie le gustaría quedarse encerrado.
La Presó es el antiguo granero del Comendador de la Orden de Montesa (S. XIII y S. XIV) que sirvió a su vez, más tarde, como prisión. Un entramado de pasillo nos llevan a diferentes dependencias donde se mantenía a los reos hasta cumplir la penitencia que se les había impuesto. Otros espacios, más pequeños y cerrados con llave, parecen más adecuados para mantenerlos en rigurosa y estrecha prisión.
En una de sus paredes se puede apreciar las cadenas y grilletes con los que eran inmovilizados, así como las marcas que hacían con sus uñas a modo de cuenta de los días que restaban para su salida.
Algunas personas dicen haber escuchado, todavía, los gritos de los condenados en la inmensidad de la noche.